Skip to content

Pséudolo

CALIDORO

Lo aseguro: de ningún modo puedo vivir

si ella es alejada de mí y me la arrebatan.

 

PSÉUDOLO

¿Por qué lloras, tonto? Vas a vivir.

 

CALIDORO

                                   ¿Cómo no voy a llorar,

si no tengo a disposición ni una moneda de plata,

ni la esperanza de un centavo en ninguna parte?

 

PSÉUDOLO

Por lo que yo percibo del mensaje de esta carta,

a menos que tú por aquella lloraras dracmas de plata,

todas esas lágrimas con que tratas de congraciarte

son tan útiles como juntar agua con un cernidor.

Pero no temas: yo en medio de este amor no he de

          abandonarte.

En alguna parte hoy, por buenos oficios o por este

          mío, confío

en que habré de encontrarte un auxilio monetario.

Y esto de dónde ha de ser, de dónde no sé decirlo,

sino que ha de suceder, porque me tiembla la ceja.

                                                           [PSÉUDOLO, 94-107]

Material relacionado