La Política de Aristóteles, referencia obligada para la reflexión filosófica acerca del Estado y del derecho, puede ser leída en diferentes niveles y con diferentes propósitos, abordarse desde distintas secciones y prestarse aun a una consulta parcial.
Introducción, traducción y notas de María Isabel Santa Cruz y María Inés Crespo
Más que reflejar o defender el fenómeno histórico de la ciudad griega (la pólis), Aristóteles se ocupa de lo político, esto es, los asuntos propios de la ciudad. A pesar de la abundante referencia a personajes y acontecimientos con que ilustra sus argumentos, no estudia un fenómeno histórico, sino un fenómeno natural (es decir, no resultado de un contrato), necesario para asegurar la felicidad humana y que, preeminente en Grecia, podría sin embargo darse en cualquier parte. El hombre es por naturaleza un “animal político”, y sólo en la pólis puede lograr su plena realización y su felicidad. El fin de la pólis es contribuir al desarrollo y perfección de los seres humanos y formar ciudadanos que obren bien. Una ciudad feliz será aquella gobernada por un buen régimen político, que no es un mero conjunto de leyes sino un conjunto de hábitos de acción política.
Además de su innegable interés histórico, la Política ofrece al pensamiento político contemporáneo una de las fuentes principales de las corrientes antiindividualistas.