Entre 1596 y 1597, William Shakespeare (1564-1616) comienza a transitar su época de madurez artística, en la que esta Primera parte de Enrique IV, junto a El mercader de Venecia, se convierte en una de las piezas más populares, pasando a ocupar el segundo lugar, detrás de Hamlet, entre las más representadas desde entonces. De la inmensa popularidad, en la Inglaterra de aquel tiempo, da testimonio la inusual cantidad de ediciones que alcanzó en menos de un cuarto de siglo, demostrando el gran interés que despertaba entre el público del siglo XVI la literatura elaborada a partir de acontecimientos históricos, de modo muy especial, los desarrollados durante el período isabelino.
Enrique IV resulta de esta manera, de lectura obligada para una acabada valoración y análisis del teatro universal.