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¿En qué sociedad vivimos?

Durante mucho tiempo la idea de sociedad fue la base de la coherencia y la unidad de la vida social de los estados-nación industriales y modernos. Esta representación afirmaba también la unidad del acto y del sistema, de la subjetividad y de la objetividad. Hoy esta idea se aleja de nosotros en el momento en que la sociedad deja de estar dominada por la industria, cuando la modernidad decepciona, cuando la subjetividad egoísta o moral se impone, cuando los estados-nación no son más identificados con “la sociedad”.

Sin embargo, la idea de sociedad no puede ser abandonada. No para ceder a las nostalgias republicanas o comunitarias, sino porque la vida social es, de ahora en más, aquello que nosotros hacemos mediante la representación que construimos de los conflictos sociales sobre la escena mediática y la vida política. Las promesas de la modernidad fueron realizadas al precio de la muerte de algunas ilusiones. La vida social es una producción continua, una “voluntad”, cuando la objetividad del mundo no puede ser más la base de la unidad de nuestras experiencias.

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