La conversión es un giro del alma, un cambio radical de perspectiva. A partir de esa experiencia crucial todo se resignifica, especialmente, la propia vida. Surge entonces la confesión que es, sobre todo, un reconocimiento de la grandeza divina que ha guiado ese periplo. En él se descubre la fragilidad humana.
San Agustín
Estudio preliminar, traducción directa y notas: Silvia Magnavacca
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