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Timeo

El Timeo difiere notablemente de todos los demás diálogos de Platón (428-347 a. C.). Por lo pronto nos presenta, en el discurso de Timeo de Locres, una verdadera exposición didáctica, que convierte este escrito, uno de los últimos que compuso, en un tratado a la manera de los de Aristóteles. Este cambio en la forma lleva consigo otro en el fondo. Las ideas se encadenan aquí con gran rigor y método. Su objeto es el universo. Es estudiado sucesivamente desde el punto de vista de la inteligencia que lo ha formado, de la materia de que ha sido hecho y de los seres que comprende. Este plan no puede ser rechazado por la lógica más exigente. Hasta cierto punto, el Timeo encierra toda la doctrina de Platón, expresada al final de una dilatada vida al servicio de la indagación de la verdad y de la meditación.