En su conjunto el teatro de Florencio Sánchez (1875-1910) puede inscribirse en la corriente del naturalismo que dominaba la literatura dramática de la época, pero por sus cualidades de notable observador y exactitud costumbrista, representa una instancia superadora en la dramaturgia rioplatense de principios de siglo. Barranca abajo, en opinión compartida unánimemente por la crítica, señala la culminación del talento expresivo de Sánchez, y también la primera manifestación de madurez del teatro argentino. Como dice Luis Ordaz, “una misa de réquiem, dedicada al gaucho como tipo humano superado por el medio social”. El volumen se completa con otra de las obras mayores de Sánchez: La gringa, que expresa el conflicto que se plantea en el medio rural entre los inmigrantes y los criollos, enfrentamiento de tipo étnico cultural, que es superado por medio del amor.